martes, 17 de marzo de 2009

Religión y Magia. Breves apuntes sobre la organización del Culto e Iglesia de Kallah.

EL CULTO E IGLESIA DE KALLAH. BREVES APUNTES SOBRE SU ORGANIZACIÓN

El Culto de Kallah o sencillamente El Culto, como es denominado genéricamente en muchas ocasiones durante los distintos libros que componen esta saga, es la iglesia al servicio de la Diosa Kallah, Señora del Firmamento Estrellado y del Ojo Lunar, que los elfos llamaban ‘Säaràkhally’ cuya traducción más extendida es el Ojo que Sangra. Como Diosa de la Noche es fácilmente equiparable a diosa de la Oscuridad. Esta equiparación interesada, unida al hecho de que muchas razas hostiles, de estructura matriarcal la adoptaron como imagen de Diosa Universal, símbolo de la
Diosa Madre convirtieron pronto a esta deidad en una imagen rechazada, vinculada a todas esas razas y seres que, ya fuese en tiempos de elfos o humanos, estaban al margen de las sociedades por ellos defendidas. Así es que este Culto gozó desde antaño de muy mala fama y se consideraron sus prácticas aberrantes y en muchos reinos y estados, incluso prohibidas y perseguidas. Esta hostil reacción obligó a los creyentes en Kallah, defensores casi de una contracultura que atacaba directamente los pilares de las sociedades elfas o humanas, asentadas sobre las imágenes de dioses guerreros de la justicia como Misal o Yelm, a radicalizarse en sus posiciones para poder afianzarse en ellas. Siglos de radicalización acabaron por encumbrar a los autodenominados Kallihvannes (Lit. que portan el Vann de Kallah; grupo de sacerdotes extremistas de Kallah) a la posición de dominio del Culto y desde ella larvar un plan de venganza que culminaría con la Rebelión de los Templos (Invierno de 1.348 C.I. -2349 d.Es-) y la posterior Guerra del Exterminio, al final de la cual arranca esta historia.

El Culto de Kallah dominado por los Kallivannes es una jerarquizada iglesia en la cual pueden distinguirse dos elementos esenciales: El Elemento Regular; es decir, su jerarquía religiosa, compuesta por los sacerdotes y hombres de hábito y el elemento Civil y Militar que depende de los primeros en cuanto a autoridad y que lo engrosan las fuerzas militares a su servicio en calidad de ejército de culto, común en otras Iglesias, caso de Yelm o Misal.
El organigrama de poder del primer elemento, esto es: del religioso, se organiza a través de las iglesias y templos como célula administrativa básica, ya sea Santuario, Iglesia, Templo, Monasterio o Catedral. Cada una de ellas posee control político y administrativo sobre todas las congregaciones territoriales de rango inferior; esto es, una Iglesia controla todos los santuarios de su jurisdicción y el templo todas las iglesias con sus correspondientes santuarios en su jurisdicción y así sucesivamente hasta La Catedral Pontificia de Ciudad Imperio, que controla todo el territorio. Hasta aquí su organización básica coincide con muchos otros modelos de organización religiosa. Sus miembros van desde los clérigos, monjes y sacerdotes sin rango, que funcionan como elemento base y son los más numerosos. El Abad es el responsable de un santuario, El Sumo Sacerdote, lo es de una Iglesia, El Apotecario controla los Templos y el Monasterio lo rigen los Cardenales y las catedrales son de la autoridad de los Archiduques.
De entre estos últimos, los que gobiernan sobre las cuatro catedrales más importantes de cada división administrativa y territorial del antiguo Imperio surgen las Lunas del Cónclave. Son cuatro Archiduques bajo cuya dirección se engloba todo el organigrama en cada uno de los sectores geográficos (Norte, Sur Este y Oeste). Las Lunas del Cónclave son la máxima jerarquía, sobre ellas solo está La Voluntad de la Señora, el Sumo Pontífice, y por supuesto, los Lictores y Criptores del Culto, responsables de elegir este último cargo de entre uno de los miembros de las Lunas.

El segundo elemento, el militar, está subordinado al primero en cuanto a autoridad y se organiza en escala de mando como cualquier ejército. Ninguno de sus miembros es sacerdote, es decir, no están insertos en la escala jerárquica regular. El mayor responsable de los ejércitos es El Gran Mariscal. Bajo él Cuatro Mariscales y 6 Señores de la Guerra. Todos ellos tienen el título de Duques y se reparten la jurisdicción militar del mismo modo que Archiduques y Lunas lo hacen con la jerarquía eclesiástica. A partir de ellos toda una escala de mando que acaba con el soldado raso de Culto que es la unidad de combate de infantería ligera básica de los ejércitos de Kallah.


En el contexto de las Guerras del Exterminio y para poder encarar la rebelión de los Templos, previa a ellas, esta organización básica necesitó ser reforzada para aspirar a triunfar en el objetivo de brindar al mundo un Nuevo Orden y tanto el elemento religioso como el militar gozaron de importantes aliados. El llamado Ejército del Exterminio se configuraría añadiendo a las fuerzas del Culto una importante alianza de razas hostiles, en especial de Orcos, Goblins y Bestias, pero también otras muchas razas, lideradas por El Demonio Abisal Némesis, adalid de la Destrucción. Los monjes de Kallah liberaron al demonio a través de un artefacto llamado El Sagrado y éste les juró lealtad. Las razas hostiles siguen al Némesis y su organización tribal es respetada, aunque sobre ellos se superpone la jerarquía militar del Culto. Por tanto, estas bestias o el propio Demonio Némesis no forman parte de la organización militar propiamente dicha de la Iglesia de Kallah, sino que colaboran con ella.

Del mismo modo lo hacen los 12 señores de la no-vida, lugartenientes del Demonio Primigenio Maldoroth, los llamados 12 Innombrables. Tampoco ellos forman parte del organigrama religioso. Los monjes encontraron la manera de hallar sus tumbas en el Arröstann y les liberaron a cambio de un pacto secreto. Uno de estos 12 innombrables, Neffando, es el creador de la Hueste Levatanni, los jinetes sin alma. Aunque estos últimos tampoco tienen nada que ver con la organización religiosa, parte del pacto acordado entre los Innombrables y la jerarquía de Kallah fue proporcionarle libertad y autoridad absoluta según las necesidades.

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