domingo, 24 de febrero de 2013

Charro al Desnudo o cómo la inspiración te tiene que encontrar trabajando.

   Looking for a girl's Actions Pose. By Charro.

No he podido evitarlo.
Mi socio tiene la habilidad de hacerme pensar y para que no queden en entredicho quienes dicen que hago enormes todas las cosas y que tengo fama bien ganada de trascendente, lo comparto con vosotros.

No importa cuánto tiempo lleve trabajando con él, que nos veamos a diario, que estemos 24 horas de conexión ininterrumpida en red... No importa: Javier Charro sigue teniendo la capacidad de sorprenderme y hacerme admirar no solo su trabajo, sino especialmente, su talante y profesionalidad. Es un placer escaso en estos tiempos, poder decir algo así, sin asomo de duda, de la persona sobre la que descansa la mitad de nuestro esfuerzo, beneficio y futuro. Y, me vais a permitir, es un placer al que no voy a resistirme.

Javier, una persona calmada, tímida y francamente alejada de poses, baños de egos, focos y micros que tanto nos suelen gustar a los del oficio farandulero, realiza el vídeo que comparto con vosotros como parte de su sistema de trabajo y observación en la distancia de sus propios procesos, pero que, cosa que agradezco el primero, luego comparte con todos. En él puede verse la forma en la que encara un proceso creativo desde la idea y el papel en blanco hasta los primeros compases firmes. Técnica e intuición 100% que luego muestra sin pudor, porque no es persona que tenga mucho que esconder. Sin embargo, al ser testigo, de nuevo, de la manera en la que Javier se enfrenta y desenvuelve en dichos procesos creativos, uno no puede sino reflexionar sobre temas, discursos y clichés absurdos que sobrevuelan a diestro y siniestro para cualquiera que ande metido en este oficio.

En apenas 9 minutos, Javier pasa de la terrible página en blanco a perfilar una idea conceptual más o menos definida. Esos 9 minutos, que suponen más de 2 horas de tiempo real de trabajo, son el resumen acelerado de la busqueda a la que se enfrenta un dibujante. Las cien opciones que quedan en la papelera, de los caminos empezados y desechados, los matices, las dudas, los "no vale". Es el catálogo de trazos borrados y repetidos, los cambios de perspectiva, los "arrepentimientos". Se trata del compendio de hojas de cuaderno, virutas de goma de borrar, del "escuchar" al dibujo. Es el mapa de carreteras que demuestra el acierto de Lorca cuando decía que la inspiración tiene que encontrarte trabajando. 
Quien a estas alturas crea que un artista es tanto mejor cuanto menos emborrone papel con ideas que no van a ningún lado, quien imagine que el ilustrador queda mirando la hoja en blanco hasta que la gracia de las musas ilumina su mente y entonces da tres brochazos perfectos y la idea sale de un tirón... creo que debe replantearse muchas cosas. El Arte es el cruel fruto del sacrificio de cien opciones para encontrar la que vale la pena. Es la historia de los borrones y repeticiones necesarias hasta hallar el equilibrio buscado. Es el hijo de perra bastardo de la duda infinita, el caos y el desorden. Es el halo de luz entre manchas de tinta y sudor.  

Además, en este desnudo integral, Charro, también, sin quererlo, rompe una lanza por la propia identidad del dibujante digital injustamente denostado, especialmente frente al "tradicional", cuando de manera asombrosamente absurda se hace primar y valer al segundo sobre el primero, precisamente por ese carácter tradicional. Cualquiera que entienda lo mínimo de técnica en la pintura observará que lo único que separa "técnicamente" a un pintor de óleo y lienzo de la manera de hacer que Javier muestra en este vídeo es precisamente el óleo y el lienzo, nada más. El uso de unas herramientas no eleva ni debe echar por tierra el trabajo de nadie, solo ahorra tiempos y esfuerzos. De la misma manera que nadie en su sano juicio valoraría un manuscrito escrito a máquina como mejor, ni a su escritor como "más capaz" que alguien que escriba en procesador de textos; no entiendo porqué seguimos escuchando que el artista digital es el hermano pequeño y tonto del pintor con mayúsculas, que es el tradicional.  

Quiero dejar claro que tomo a Javier como ejemplo simplemente porque es la persona y artista del que puedo ver con mayor cercanía su trabajo, pero no porque Javier sea la única persona que lo hace. Valoro que lo haga, pero Charro, para mí es el ejemplo más cercano de un amplio catálogo de ilustradores digitales que, independientemente de su popularidad o alcance, son profesionales intachables, personas que invierten una cantidad de esfuerzo inhumano en sus trabajos, que son transparentes y dignos de admiración, y que injustamente tienen que soportar una serie de reproches, sospechas o miradas por encima del hombro, absolutamente infundadas solo por el MEDIO y HERRAMIENTAS de su trabajo. Las técnicas de composición, simetría, perspectiva; las técnicas volúmenes con el color, luces, campos, difuminación son EXACTAMENTE las mismas. Que a nadie le quepa duda Velazquez y Miguel Ángel pintaban con todos los medios técnicos y avances de su época. Todos. De haber tenido tableta gráfica, la hubiesen usado.

Si bien es cierto que en el medio digital hay casos que hacen sospechar de la legitimidad de muchos autores, por el uso de manipulación fotográfica que hacen pasar por dibujo original, también es cierto que sostener un pincel y llenarse las manos de oleo o acuarela no te convierte tampoco en artista. Es por eso que valoro la iniciativa de Javier de dejarnos ver las fases de su trabajo, sus dudas, sus genialidades y también dejar al desnudo sus propias carencias y limitaciones. Es esa valentía la que me provoca admiración. Hay cien dibujantes e ilustradores con mejor técnica y más hábiles y diestros que Javier Charro, y otros tantos muy inferiores a él. Lo que le agradezco es que sea tan honrado y transparente como para dejarnos apreciar el nivel en el que está, sin complejos ni egos. Sin esconderse y sin mirar a nadie por encima del hombro. ESE es el tipo de socio y amigo que tengo la suerte de tener al lado y me siento muy orgulloso de eso.
Ya que él no consentirá en admitirlo por sí mismo, yo lo hago por él. Valoro su valentía, porque en este oficio nuestro del arte, donde a veces vale más parecer que ser, es de una valentía acojonante dejarse ver sin filtros ni medias tintas que enturbien la realidad de quienes somos.

Sé que no digo nada nuevo, pero tenía que decirlo.